jueves, 18 de diciembre de 2008

A las cosas por su nombre

Los cotidianos y abundantes anuncios de denuncias sobre problemas candentes y escándalos que agobian a nuestra sociedad pareciera que se incrementan en la medida en que avanza el proceso de concentración del poder político, económico y mediático en pocas manos. Las agendas personales con inconfesables propósitos de codicia se cumplen sin escatimar medio alguno para hacer rápidos y jugosos negocios, no importa si a costa incluso del atropello sistemático a la democracia y al Estado Social de Derecho.

El proyecto La Cueva que impulsa este gobierno ha sido tema de los últimos días por las nefastas consecuencias que le traería al medio ambiente y al país en general. Se ha dicho bastante, y probablemente se seguirá haciendo, en esta alerta general a la que llaman los entendidos; técnicos y científicos cuyos muy bien fundamentados argumentos resisten las arremetidas millonarias y mediáticas de los promotores del "negocio" con sus habituales manipulaciones de "conveniencias" o supuestos "beneficios". Pero que felizmente reciben el rechazo de una ciudadanía que está diciendo ¡BASTA! y que ya no disimula su reconocimiento al coraje de quienes, con probado patriotismo, asumen la responsabilidad de la denuncia, a pesar del ambiente de miedo que se ha logrado imponer.

Pero como de aportar al buen juicio es la intención de quien suscribe, es conveniente incorporar otros enfoques que tienen que ver con la obligación de todos los ciudadanos y ciudadanas de exigir de quienes temporalmente detentan el poder político la estricta observancia de la ética y la moral pública. En la denuncia sobre el proyecto llamado "La Cueva" el Dr. Freddy Pacheco uno de los más autorizados especialistas en materia ambiental, luego de discurrir sobre los graves daños que se le ocasionaría al medio ambiente en caso de que este se ejecute, le otorga a los responsables el beneficio de la duda, tal vez porque le resulta inconcebible a este prestigioso académico de la UNA aceptar que en los altos niveles de este gobierno exista tanta irracionalidad.

Por esta razón decidí enviarle a don Freddy algunas reflexiones que podrían servir para reforzar lo dicho por él con tan buen tino, transparencia y erudición, aunque difícilmente le llegue a los irracionales que no conocen ni de ética ni moral y que en su infinita y desenfrenada codicia se les empaña el corazón y la razón. Y porque además no es justo que los que se jactan de ser políticos dejen solos, con todo el peso de la denuncia a personas que como don Freddy son parte de esa reserva moral e intelectual con la que afortunadamente cuenta el país

La anterior afirmación, que puede parecer contundente y con alto grado de certidumbre, se la puede corroborar con infinidad de antecedentes, y específicos sobre el agua, sin embargo para el propósito que nos alienta traemos a colación lo sucedido hace ya un cierto tiempo en Monteverde cuando unos pocos "empresarios", contados con los dedos de una mano, quisieron adueñarse de una gran porción del agua de una quebrada, poniendo con ello en riesgo las propias reservas naturales y el abastecimiento normal del preciado líquido a la población que allí habita.

A estas personas que solicitaban esa concesión se les hizo sentir que, a pesar de la manifiesta, férrea y valiente resistencia de los monteverdinos, contaban con el apoyo político del que hoy estampa su firma en otros proyectos cuestionados. Apoyo que fue ratificado con la presencia física in situ de personas que aparentemente cumplen a rajatabla las órdenes de quien en su oportunidad dijo sentirse ave de presa del orden de los Accipitriformes o Falconiformes entre moluscos gasterópodos provistos de una concha espiral; de quien afirmó que, bajo ciertas circunstancias (¿?), se justifica la tiranía en democracia. Si de verdad queremos y sentimos que es posible apartar a la Patria de estos males, comencemos a llamar las cosas por su nombre.

José Luis Callaci

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