martes, 23 de diciembre de 2008

Dos regalos

Flora Fernández | 22 de Diciembre 2008

Durante la mini-maratón indígena, nuestro amigo y hermano Elías Sánchez se sentó en la acera a esperar donativos de la gente y fueron abundantes, mucha gente le trajo diversas cosas indispensables en una comunidad de Talamanca inundada, arrasada, aislada, donde todavía no tienen luz, agua ni teléfono. Llegaron candelas, fósforos, alimentos, ropa nueva o en muy buenas condiciones, víveres y en las cuentas de ahorro que tanto costó abrir, se recibieron casi 200 mil colones destinados a comprar exclusivamente alimentos para la comunidad de Kachabri.

En medio de la colecta, un señor ingresó a mi negocio a reparar su reloj; cuando el relojero le dijo que estaba en una condición inservible, que no tenía repuestos y que no había posibilidad de repararlo, muy “generosamente” se lo regaló a Elías, quien ingresó feliz a ver si se lo podíamos arreglar. Enorme fue su decepción al darse cuenta que lo habían considerado un simple basurero.

Minutos después, un joven llegó a dejar un regalo que había comprado con la cesantía que recién le habían pagado, tras muchos años de trabajar en una serigrafía, lo habían despedido y en medio de la angustia tuvo ánimo y entusiasmo como para comprar una muñequita nueva de paquete para alegrar alguna niñita desconocida en medio de las montañas donde residen los indígenas.

Esta Navidad la crisis y la especulación que persiste, nos limitará gastar como en el pasado y probablemente los regalos que entregaremos serán mucho más sencillos que los de años anteriores. Eso no debe entristecernos, tal vez sea un buen momento para dar un giro, reflexionar y reencontrar el verdadero sentido de la festividad, cambiar un poco la forma consumista de celebrarla y sobre todo, dejar de comprar basura y cosas inservibles que en todo intercambio de regalos hacen su inútil aparición y en su lugar hagamos más regalos con nuestras propias manos, y quizás lo más sencillo y grato, dar muchos abrazos que son la mejor manifestación de paz y amor.

Flora Fernández | 22 de Diciembre 2008

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