jueves, 11 de diciembre de 2008

Carta a Eduardo Doryan


Desde Mi Ventana
Anacristina Rossi

Estimado Eduardo: guardo una hermosa imagen de nuestra amistad a principios de los años setenta. Era usted un joven brillante con un norte: lograr que los pobres, los desposeídos, tuvieran una vida digna de seres humanos.

Nos recuerdo caminando juntos por las montañas de Heredia. Usted no veía el paisaje, no; usted sólo veía la miseria, el sufrimiento de la gente. Y me hablaba de las formas de remediarlo.

Cuando yo vivía en Londres, otra vez nos encontramos. Su norte no había cambiado, sus planes para alcanzar la justicia seguían vigentes. Fuimos a un cine cerca de Earl's Court, ¿recuerda? Debió ser en 1974.

Hoy le escribo con urgencia porque en la institución que usted dirige: la Caja Costarricense del Seguro Social, hay un reglamento que dispone que si una mujer tiene cáncer en la mama izquierda se la irradia con un moderno y competente acelerador lineal, lo que no produce muchos daños, pero si su cáncer es en la mama derecha, se la irradia con cobalto. ¡Con cobalto! Usted sabe bien, Eduardo, que el tratamiento con cobalto ya casi no se usa. Produce daños terribles en los pulmones y quemaduras irreversibles en la piel. Además, esas máquinas de cobalto que todavía usa la institución que usted dirige para "tratar" a las mujeres con cáncer en la mama derecha, SON LAS MISMAS QUE YA HAN PRODUCIDO LA MUERTE DE CIEN PERSONAS por estar mal calibradas. Usted debe conocer el caso de los sobreirradiados. Pues resulta que además de ser un tratamiento agresivo y obsoleto, parece ser que esas máquinas viejas son casi imposibles de calibrar. Los técnicos cubanos lograron maravillas pero una vez que éstos partieron no hay total seguridad.

Por lo tanto, la institución que usted dirige obliga a las mujeres con cáncer en la mama derecha a sufrir horribles quemaduras que podrían incluso ser letales.

Usted sabe, Eduardo, como todos en la CCSS, que NO HAY NINGUNA RAZÓN TÉCNICA NI MÉDICA para tratar con acelerador lineal el cáncer de la mama izquierda, y con cobalto el de la derecha. NINGUNA RAZÓN. La CCSS, que usted dirige, hace esa diferencia para ahorrar. ¡PARA AHORRAR, EDUARDO! ¡Se quema a las mujeres para ahorrar!
Además, en lo que va del año la Caja ha tenido que pagar en tratamientos privados, a las pacientes que han ganado justos recursos de amparo por esa discriminación, casi lo que cuesta un acelerador lineal nuevo. ¿En dónde está el ahorro?
Lo que hace con las pacientes de cáncer de mama la Institución que usted dirige, Eduardo, ni siquiera es injusticia. Yo quiero llamarlo lisa y llanamente crimen.

Los lectores juzgarán.

Eduardo, espero que responda a mi carta. Espero que se derogue ese reglamento irracional. Espero que se compren aceleradores lineales nuevos. Y no se vale decir que no hay con qué, pues se pagan millones de dólares, el precio de un moderno equipo, a clínicas privadas.

Atentamente, Anacristina Rossi.

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