miércoles, 19 de noviembre de 2008

Sobre la renegociación del TLC

José Merino del Río

Diversas organizaciones sociales me solicitaron en días pasados que, como diputado de la República por el Frente Amplio, les acompañara en una campaña de presión desde Centroamérica para pedirle al presidente electo de los Estados Unidos, el senador Obama, la renegociación de diversos capítulos del TLC. Me informaron que la iniciativa la había planteado don Ottón Solís y me entregaron un primer borrador de la plataforma de renegociación. Deseo dar algunas informaciones a la militancia del Frente Amplio y a todas las personas interesadas en el tema.

1. Asistí a una reunión en la sede la Iglesia Luterana en la que don Otton Solís presentó la propuesta. Ahí manifesté que el Frente Amplio está en contra de esta política comercial de los TLC, que somos partidarios del comercio justo, y que nos seguimos oponiendo al TLC. Agregué que, sin embargo, la imposición del TLC y de las leyes de implementación será pronto una realidad, y que toda lucha que demos, aunque sea para eliminar un solo artículo que perjudique a nuestro pueblo y a nuestro país, es justa y hay que darla. Es una polémica de muy vieja data, siempre actual, entre reforma-revolución, evolución-ruptura, negociación como traición o como forma de lucha de clases --como diría Manuel Mora--, movimiento- objetivo final, que recorre la historia de las luchas populares y revolucionarias. No es ahora el momento de extenderse al respecto, tampoco quiero simplificar ni dar lecciones a nadie. Lo cierto es que "hacer política desde la izquierda" es enfrentarse a situaciones contradictorias y complejas, por eso es tan difícil ser de izquierda transformadora en el día a día, ir más allá del testimonio para tratar de posicionarte en las contradicciones y avanzar, tomar partido "hasta mancharte- Gabriel Celaya", o como nos enseñó un clásico "análisis concreto de la situación concreta- Lenin", o como desde el Sur educa José Mujica: "...se puede navegar sin conceder, sin abdicar, hacia una política de acumulación, no para ser testimoniales sino para incidir en la realidad". Sólo los que siguen esperando el juicio final y el derrumbe de las murallas de Jericó al son de sus trompetas, la tienen fácil. Pero tomar posiciones todos los días, luchar por la reforma, hasta la aparentemente más insignificante, que traiga aunque sea un poco más de bien común, sin abandonar el proyecto estratégico, es bastante y necesariamente más complejo y polémico, sin el riego claro de cometer también errores. En eso estamos: si un día somos gobierno y tenemos el apoyo suficiente denunciaremos el TLC, mientras tanto lucharemos hasta donde podamos para que haga el menor daño posible.

2. Con esa visión es que estuve de acuerdo en firmar y apoyar la campaña. Obviamente en medio de todas las expectativas que ha levantado el fenómeno Obama, a sabiendas también de qué se trata cuando nos enfrentamos a un imperio que nunca cederá ni gratis ni voluntariamente su afán de hegemonía militar, política, económica y cultural, y sin olvidar tampoco la misma complejidad de la sociedad estadounidense y las fuerzas progresistas que se mueven en su seno. Advertí que firmaba como diputado de la República del Frente Amplio, ya que nuestro partido no había discutido ni analizado todavía esta nueva situación. Mis compañeros y compañeras de lucha saben que trato siempre de ser respetuoso de las deliberaciones y decisiones colectivas, pero que mi representación popular me obliga a estar tomando posiciones todos los días, esa es mi fuerza como diputado, y creo que en general he tratado de interpretar siempre las posiciones del Frente Amplio, y también siempre he estado en posición de rectificar si mis compañeros y compañeras me señalan errores fundamentados.

3. Sé que Ottón Solís tiene un protagonismo real en esta campaña. Como me parece una campaña en lo fundamental justa y oportuna, no tengo duda en apoyarla, sin mezquindad y sin egoísmo. Eso no significa, que yo esté detrás de nadie, como tampoco significa que Ottón Solís esté detrás de nosotros por apoyar nuestra iniciativa de ingreso de Costa Rica a Petrocaribe. La política de principios que practicamos desde el Frente Amplio, está, debe estar, por encima de ciertas pugnas que terminan por empequeñecernos a todos. Personalmente no tengo ningún problema en apoyar una buena iniciativa, en general venga de dónde venga, y con más razón si viene de un compañero del movimiento patriótico como Ottón Solís, con quien tenemos divergencias de todos conocidas e importantes coincidencias que en todo momento tratamos de afianzar y de fortalecer. Si consideramos una virtud del movimiento patriótico haber logrado esa espléndida unidad en la diversidad frente al TLC, qué razones deberían animarnos para considerar que una mutilación de ese nefasto TLC, que beneficie a nuestro pueblo, no debería mantener esa unidad en la diversidad. La unidad señala un objetivo concreto: ponerle piedras en el camino al TLC, de manera que podamos descarrilarlo, aunque sea parcialmente; la diversidad reconoce la diferencia de visiones, de tensiones utópicas, quedarse en un lugar o ir más allá. En todo caso, tenemos claro y así se lo hemos manifestado a los sectores sociales amigos y aliados, que lo esencial es el empuje desde abajo, el único pronóstico que podemos hacer es el de la importancia de la lucha, de la organización, de la educación, de la movilización permanentes.

4. En síntesis: hemos entrado a un período cargado de amenazas, de crisis global del capitalismo financiero neoliberal, precisamente en el momento de próxima entrada en vigencia del TLC. Esto también abre un proceso cargado de expectativas y de esperanzas. La renegociación desde mi perspectiva es una táctica flexible, al servicio de una estrategia: en el campo del adversario se presentan grietas visibles, que podemos utilizar a favor de nuestra causa. Tenemos que organizar la deliberación y el debate al servicio de la unidad en la acción. Prescindamos tanto de la apología como de la descalificación, se trata también de continuar en la construcción de una cultura del respeto sin concesiones a la urgencia y el rigor del debate. Aspiraría que desde el Frente Amplio diéramos un ejemplo de seriedad, rigor y firmeza, incluso dureza, en los argumentos y en la lucha, y de un poquito más de ternura, elegancia y fraternidad en los estilos y en las formas, que no son un simple cascarón de los contenidos que queremos defender.

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