No dudo de la honorabilidad de quienes se proponen para integrar este órgano de desconcentración máxima de la ARESEP o de sus cualidades profesionales, pero eso no bastará. Un análisis del espectro radioelétrico, sus implicaciones y justa comprensión, es materia de un verdadero experto. Analizar y comprender en detalle una OIR y todo el tema de la interconexión, son elementos naturales del agudo análisis de un técnico experimentado. Analizar el Plan Nacional de Telecomunicaciones para preparar los concursos para aplicar los fondos de la SUTEL no es materia sencilla, ahí se requiere experiencia en telecomunicaciones; y ni qué decir de la administración y asignación de los recursos escasos, eso no se aprende de la noche a la mañana. Su discernimiento, señores, debe hacerlo un habilidoso especialista. Puedo decirlo con conocimiento de causa: en materia técnica, dejen a los técnicos opinar y decidir. De no ser así, ese órgano puede padecer extravíos y eventuales injerencias externas de otros que sí se saben duchos en esa materia. El argumento de que serán grupos técnicos los que elevarán a la Junta Directiva de SUTEL los temas ya digeridos y analizados le resta credibilidad a quienes conforman ese órgano.
Ya que la Ley no fue obligante en ese requisito de idoneidad técnica, debió ser un requisito indispensable para quienes recomendaron esos nombramientos a la Asamblea Legislativa. Como eso tampoco sucedió, hago mi más vehemente solicitud a las señoras y señores diputados para que, con un criterio de razonabilidad y sentido común, exijan a la ARESEP proponer nombres de especialistas en materia técnica de telecomunicaciones. De esto depende el trabajo expedito y liberado de cualquier manipulación, intencionada o no, de un órgano fundamental para el éxito de la regulación de las telecomunicaciones en Costa Rica. Basta con leer las leyes dictadas para las telecomunicaciones y sus reglamentos, para percatarse de la urgente necesidad de especialistas en la Junta Directiva de la SUTEL. Basta con revisar la historia y analizar las consecuencias negativas de tomar decisiones fundamentales en temas eminentemente técnicos sin tener el conocimiento ni la experiencia en la materia específica, dejándose influenciar por otras razones, muchas veces con un interés distinto al que se desea, se promueve y se requiere. Aún hay tiempo para dotar a este órgano fundamental, del carácter técnico, que ni la ley, ni la ARESEP le han querido otorgar.
Mayid Halabi Fauaz
Directivo ICE y RACSA
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