miércoles, 25 de febrero de 2009

Ana Cristina cierra su ventana

Desde Mi Ventana
Cierro la ventana
Anacristina Rossi

Esta columna es la del zarpe. Cierro la ventana porque otras ocupaciones reclaman mi tiempo. Doy mil gracias a los y las que me apoyaron.

Esta mañana buscaba el tono para despedirme. La vida me lo dio a través de Lola, una preciosa perra color canelo que encuentro todos los días en mi caminata matinal. Hoy Lola estaba en el suelo convulsionando y sus dueños, personas humildes que no pueden pagar un veterinario, trataban de hacerla tomar leche y limón. “La envenenaron”, me dijeron, “y si le dieron “lanate” no se va a salvar”. Corrí a buscar mi carro y a comprar atropina pero cuando llegué, Lola ya estaba muerta. Su mirada, antes llena de cariño y brillo, era un vidrio helado.

Cierro la ventana con la muerte de Lola en un momento en que de todos modos ya de nada sirven las columnas de opinión. El país, como la pobre perra, está boqueando y convulsiona: le dieron “lanate”. Este país sólo puede salvarse mediante una enorme y unánime movilización popular que diga YA BASTA.

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Hay que detener el Plan Escudo y las medidas anticrisis de Arias. Son una estrategia para conseguir dinero fresco para la campaña electoral mediante el mayor endeudamiento externo que habrá conocido nunca Costa Rica. Los del Ejecutivo deben estar muriéndose de risa pensando que las clases populares van a financiar, con sus penurias o su hambre, la perpetuación en el poder de una élite de desalmados y de cínicos que celebra con la plata de los pobres la final aprobación del TLC.

Hay que detener Crucitas. Pero el MINAET y sus amigos de Infinito Gold deben estar muriéndose de risa al ver que el futuro de la lapa verde y los ecosistemas de la zona norte está en manos de unos jueces que, como se vio en el caso de Sosto o cuando el TLC, pueden favorecer los intereses del ejecutivo en toda impunidad.

Hay que detener cientos de cosas más. Costa Rica ha sido envenenada con “lanate” y ante tal veneno poco sirven las columnas de opinión.

Pero para Costa Rica como para la preciosa Lola, el pronóstico es malo. Le ha sido imposible a la enorme cantidad de gente y fuerzas que nos movilizamos con el NO, unirse alrededor de un nuevo proyecto de país. El golpe de timón que urge dar está muy claro, sin embargo. Lo han delineado las medidas anti crisis en el mundo: repatriar los capitales invertidos en el extranjero, no endeudarse demasiado, volver a producir para el consumo interno, cambiar la cultura de exportación por una que permita la autosuficiencia, distribuir la riqueza, etc. etc. etc.

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El PAC no se da cuenta de la gravedad del momento ni del veneno que enferma a Costa Rica. Va íngrimo a las elecciones, desdeña las 700 mil personas que votamos NO para acercarse a la derecha. Si está apostando a que en una segunda vuelta todos nos uniremos bajo su ala para derrotar al PLN, se equivoca. En una segunda vuelta primará el abstencionismo y ganará el que más votos compre.

La lección que hoy me dio la vida es de humildad. Así como no pude hacer nada por Lola tampoco puedo remediar el envenenamiento del país. Sólo la unión de todos y de todas lo podría.

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