Mucha codicia, cero cerebro

Anacristina Rossi

En EE.UU. los lobbies seguirán gobernando las relaciones con el exterior. Prueba de ello es la compensación que el grupo industriomilitar recibirá por la retirada de Irak: un fuerte reforzamiento de las tropas en Afganistán. Obama no pudo dejar al lobby sin negocio, es decir, sin guerra.

Pero al interior de su país, Obama se verá obligado a enfrentarse fuertemente con algunos lobbies. Prometió hacer lo que no le permitieron a Hillary Clinton: intervenir en el despiadado y cruento sistema de salud. Obama habló de dar a la población necesitada y a la clase media un seguro social digno de seres humanos. Esto es no sólo una promesa de campaña sino una necesidad para detener el caos económico y financiero del país. En efecto, en gran medida son los tremendamente altos costos médicos los culpables de que la gente no pueda pagar sus hipotecas.

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Obama ya anunció que importará genéricos y permitirá su fabricación. Por lo tanto no sólo deberá enfrentarse a los lobbies de los médicos, hospitales y seguros privados sino también a los de las farmacéuticas, quizás los más temibles. A Hillary Clinton la doblegaron. A Obama, no sabemos.

Que el universo le ayude, pienso yo. Y pienso que quizás el único camino ante Obama es el de los grandes reformadores de la historia, que para eliminar o recortar los crueles privilegios de la oligarquía se apoyaron en: ¡el pueblo!
Eso hicieron en Roma, varios siglos antes de Cristo, los hermanos Graco. Tiberio Graco concibió la primera gran reforma agraria de Italia y puso límites a los poderes de los ricos, apoyándose en el pueblo. El pueblo, formando grandes grupos, vigilaba su casa en las noches para evitar que lo mataran.

Tiberio logró su reforma sólo a medias, pero su hermano Cayo la completó dos años después.

Dando un salto al presente, los hombres que en estos momentos en América del Sur quieren cambiar situaciones de injusticia centenarias, se apoyan en el pueblo. Por ejemplo Evo Morales en Bolivia, o Correa en el Ecuador. Sus luchas, como las de los hermanos Graco, son difíciles, y los resultados se ven amenazados por las oligarquías que si bien son grupos muy pequeños, tienen todo el poder económico. El pueblo sólo tiene el pueblo, de allí el origen de la palabra proletario: el que no dispone de riquezas sino sólo de su prole, es decir, sus hijos.

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Obama tiene el carisma necesario para apoyarse en el pueblo e intentar y hasta lograr que los ciudadanos gringos tengan por primera vez seguro social. La guerra contra los lobbies será dura, sin embargo.

Y mientras este drama se prepara, en nuestro país los gobernantes desmantelan la CCSS para llevarnos a un sistema como el que tiene a los EE.UU. en el caos. Lo poco bueno que nos queda está siendo tirado por la borda –por ejemplo, en pagos a clínicas privadas- a pesar de que se sabe que es suicida.

Nuestros líderes tienen mucha codicia, pero cero cerebro.